الشريط الإخباري


lundi 23 novembre 2009

Sáhara, 30 años de disputa

El conflicto del Sáhara se alarga ya 30 años. Tres décadas que se saldan con una guerra sin cerrar, un pueblo dividido entre el exilio y la ocupación y una situación de inestabilidad que afecta a todo el Magreb. Las posturas irreconciliables de las partes, la poca efectividad de la ONU para llevar a cabo sus resoluciones y la pasividad de la comunidad internacional ante el conflicto son algunas de las razones que explican el enquistamiento del problema. Éstas son las claves del contencioso:



¿De dónde viene el problema?

El Sáhara Occidental fue una colonia española hasta 1975, cuando Marruecos lo invadió mediante la Marcha Verde. Para entonces, España ya se había comprometido, a instancias de la ONU, a iniciar los trámites de descolonización que contemplaban la convocatoria de un referéndum para la independencia del Sáhara. Sin embargo, la Marcha Verde sorprendió a España en un momento delicado -Franco agonizaba- y optó por sacudirse la responsabilidad abandonando el territorio. El referéndum sigue pendiente de celebrarse.


La guerra y el alto el fuego

Con la salida de España del territorio comenzó a librarse una guerra que enfrentó al Frente Polisario con sus vecinos del norte y el sur: Marruecos -que invadía el territorio por el norte,- y Mauritania -que hacía lo propio desde el sur-. En 1979, Mauritania, al borde de la quiebra, firma la paz con el Frente Polisario y renuncia a sus pretensiones sobre el territorio.

En 1991 las partes firmaron un alto el fuego auspiciado por la ONU, que asumió la responsabilidad de buscar una salida pacífica al conflicto y estableció su Misión para el Referéndum en el Sáhara Occidental (MINURSO). Se inició la identificación de los potenciales votantes y el secretario general y el Consejo de Seguridad fijaron la fecha de la celebración del referéndum para febrero de 1992. La consulta nunca se celebró.


¿Qué pasó con la población saharaui?


Una mujer saharaui camina por los campos de refugiados de Tinduf, en Argelia. (Foto: M. J. Llerena)

La invasión marroquí obligó a decenas de miles de saharauis a huir desierto adentro hasta territorio argelino, donde levantaron, cerca de la ciudad de Tinduf, campos de refugiados. Exiliados en ese rincón del desierto más duro del planeta, alrededor de 160.000 saharauis sobreviven desde hace 30 años en precarias condiciones esperando regresar a su tierra.

Los que no pudieron huir en 1975 permanecen en el territorio ocupado por Marruecos. Organizaciones como Human Rights Watch, Amnistía Internacional o la Organización Mundial contra la Tortura han denunciado repetidas veces la constante violación de los derechos humanos que sufre la población saharaui que vive bajo bandera marroquí. Detenciones arbitrarias, torturas y desapariciones son las principales muestras del hostigamiento y la persecución que padece este pueblo.


¿Por qué no se ha celebrado aún el referéndum?

La principal traba para la celebración del referéndum ha sido el censo de votantes. El referéndum se ha aplazado en varias ocasiones por los recursos de apelación interpuestos por Marruecos en los que exige que los marroquíes instalados en la zona en los últimos años tengan también derecho al voto.

Desde la invasión marroquí, la Monarquía alauí ha inyectado decenas de miles de colonos en el territorio con la intención de acreditarlos como votantes y conseguir de esa forma inclinar la balanza a su favor. A día de hoy, la población saharaui es ya minoritaria frente a la marroquí en el Sáhara Occidental.


¿30 años de litigio por un trozo de desierto?

El Sáhara Occidental no es sólo un pedazo de desierto pedregoso. En su territorio se encuentran las minas de fosfatos más ricas del mundo, importantes yacimientos de petróleo y gas y, en sus costas, nutridos caladeros de pesca.


¿Cuál es la postura de la ONU ante el contencioso?

Para la ONU el Sáhara Occidental sigue siendo un territorio pendiente de descolonización. Nunca ha reconocido a Marruecos como potencia administradora.

El Tribunal Internacional de la Haya también se pronunció al respecto del conflicto concluyendo que no existe "ningún vínculo de soberanía territorial entre el territorio del Sáhara Occidental y el reino de Marruecos".


¿Cuál es la postura de España?

Los distintos gobiernos de España desde el final de la dictadura franquista se han alineado junto a la ONU para resolver el conflicto del Sáhara. El Gobierno de Zapatero se comprometió desde su llegada al poder a hacer todo lo necesario para lograr una solución al conflicto, pero su actitud de acercamiento a Marruecos ha provocado críticas de la opinión pública española y malestar entre los saharauis, que acusan al Ejecutivo socialista de ceder ante Rabat y abandonar la línea política tradicional de España de apoyo a la causa saharaui.


¿Qué soluciones al conflicto se barajan?

En enero de 2003, James Baker, el entonces enviado personal del secretario general de la ONU para la cuestión del Sáhara, propuso un plan para salir de la encrucijada en la que se encontraba el conflicto. En su propuesta, conocida como Plan Baker II, recogía cuatro posibles soluciones:


1.- Referéndum de autodeterminación, tras un periodo de cinco años de autonomía bajo soberanía marroquí.

La del referéndum es la salida aprobada por la ONU en 1991. Incluso se estableció el 26 de enero de 1992 como fecha para su celebración. Pero ha ido aplazándose y actualmente se encuentra bloqueada debido a las apelaciones presentadas por Marruecos.

2.- Autonomía del Sáhara bajo soberanía marroquí

El proyecto prevé la elección de un Consejo Ejecutivo, con amplias competencias, pero contempla que la bandera, la moneda, las aduanas, la política exterior , los asuntos internos, la policía y la justicia, entre otros asuntos de Estado, dependan de Marruecos.

3.- División del territorio en dos partes. De norte a sur.

Esta solución contempla la partición de oeste a este, de modo que Marruecos se quedaría con la zona del norte, el llamado Sáhara útil por concentrar los mayores recursos como las explotaciones de fosfatos. Es una solución improbable.

4.- Retirada de la MINURSO

Según Kofi Annan, "tras 11 años y unos gastos de más de 580 millones de euros, la ONU no va a solucionar el problema del Sáhara Occidental sin exigir a una de las partes, o a las dos, que hagan algo que no desean hacer".

samedi 21 novembre 2009

aminatu haidar,activista saharaui:(espana nos ha abandonado)

La Gandhi saharaui, 42 años, retenida en Lanzarote con la complicidad del Gobierno español con Marruecos, pasó tres años con los ojos vendados en las cárceles de Mohamed VI. Se queja de que el Gobierno de Zapatero ha dejado abandonados a los saharauis. Apenas puede hablar después de cinco días de huelga de hambre.

-¿Duele la huelga de hambre?

-Duele. Pero más aún el sufrimiento del pueblo saharaui.

-Una generación, desde la Marcha Verde.

-Treinta y cuatro años de violaciones de los derechos humanos.

-¿Y siguen?

-Las violaciones son diarias.

-¿Qué le diría al Rey de España?

-Al Rey nada. Al Gobierno español, sí...

-Adelante...

-Que tiene responsabilidad en lo que está pasando.

-¿Qué responsabilidad?

-Jurídica, moral e histórica.

-¿Se sienten abandonados por España?

-Frente a Marruecos, que ocupa el Sáhara y oprime a los saharauis.

-¿La ven como madre patria?

-Somos españoles de origen.

-¿Y marroquíes?

-Nunca. Nos sentimos antes españoles que marroquíes.

-Vergüenza...

-Muro. 2.700 kilómetros de vergüenza en el Sáhara.

-¿Que opina de Zapatero?

-No opino.

-Su Gobierno les ha dejado tirados...

-Ha habido complicidad y connivencia con Rabat.

-¿Qué le pide a Madrid?

-Que España reconozca su responsabilidad con el Sáhara.

-¿Y también con usted?

-Tendrá que asumir las consecuencias de la huelga de hambre.

-¿Su mayor deseo?

-Volver con mis dos hijos, Haydat, 15 años y Mohamed, 13.

-¿En qué cree?

-En la dignidad de las personas. En la libertad de los saharauis.

-Complicado, ¿cómo piensa lograrlo?

-Con el pacifismo.

-¿Gandhi del desierto?

-No me disgusta que me llamen así, pero mi lucha no es individual, sino de todo un pueblo.

mercredi 4 novembre 2009

'Mohamed VI confinó a su madre por tener un amante'

RABAT.- "Cuando no tienen un nombre de guerra, los agentes secretos marroquíes se hacen llamar entre ellos Hach o Cherif. ( ) Los limpiabotas que llevan un tablero azul trabajan para nosotros y Marruecos está construyendo la más grande academia militar de Africa en Guercif [sur del país]".

El que vierte estas informaciones pretende haber trabajado en un servicio de espionaje del reino alauí. "No era un James Bond, pero hice y vi cosas moralmente inaceptables". Para que no haya duda sobre su identidad o su anterior trabajo acepta revelar su nombre y apellido y dejar que le tomen fotos.

Hicham Bouchti, es su nombre, era secretario en el Estado Mayor de las Fuerzas Auxiliares, una fuerza paramilitar con mandos militares que depende del Ministerio de Interior. Hombre de confianza de sus superiores, Bouchti tenía acceso a mucha información reservada: movimiento de tropas, puntos de los depósitos de armas, y desplazamientos del rey Mohamed VI.

Aunque, obviamente, no está prevista en su reglamento, una de las principales tareas de estas Fuerzas es la discreta vigilancia de los militares. Una de las labores de Bouchti era justamente la recogida y tratamiento de los informes de las comandancias provinciales.

Una vez, uno de sus jefes le susurró en un pasillo que Mohamed VI había sufrido un "intento de asesinato" en Ifrane, una concurrida estación de esquí. "Tuve mis dudas, pero cuando pasó entre mis manos la copia de la orden de arresto durante cuatro meses en la Academia de Policía de Kenitra de uno de los guardaespaldas del rey supe que algo había ocurrido".

En la nota se informaba del castigo del guardaespaldas, un tal Jaidi, "por grave negligencia". Otro día, Bouchti se topó con un documento reservado donde se informaba que Latifa, viuda de Hassan II y madre del actual monarca, había sido confinada bajo la vigilancia de la DGED (Dirección General de Estudios y Documentación, servicios secretos exteriores) en la residencia real de Sjirat.El soberano castigaba así a su madre por seguir manteniendo una relación sentimental con el ex guardaespaldas de su padre Mohamed Mediouri.

En 2001, sus superiores jerárquicos prestan a Bouchti al Deuxième Bureau (uno de los servicios de inteligencia del Ejército), que lo envía a Oujda, su ciudad natal. Su misión: vigilar e informar sobre los movimientos integristas de ese bastión del islamismo radical. El joven espía se dará rápidamente cuenta de que su trabajo no consistía solamente en una labor de inteligencia.Una semana después de llegar a Oujda, una multitudinaria manifestación islamista de solidaridad con el pueblo palestino, organizada por la poderosa asociación Al Adl Wal Ihsan (Justicia y Caridad) de Abdesalam Yasín, fue violentamente reprimida por las fuerzas del orden. Un grupo de la policía secreta atacó una mezquita, zarandeó y golpeó a los fieles y, suprema humillación, arrancó el velo a las mujeres. Por la noche, otro grupo de agentes asaltó varias viviendas y llevó presos a un lugar desconocido a los responsables locales de la asociación islamista.

"Les llevamos con los ojos vendados a un centro secreto de detención llamado Mehalla", explica Bouchti mostrando en un plano de la ciudad de Oujda la ubicación exacta de esa cárcel clandestina. Allí asegura que presenció cómo varios compañeros molían a patadas a un barbudo, y cómo otros hundían la cabeza de un joven en un urinario. Pero lo que más le molestó fue cuando vio cómo sus colegas desnudaban a una mujer delante de su marido. "Comenzaron a tocarle las partes íntimas y a amenazar con violarla colectivamente hasta que el marido comenzó a dar alaridos como un loco".

Una noche, Bouchti dirigió directamente un secuestro. Al mando de dos agentes, capturó en plena calle de un líder islamista. "Esperamos que saliera de la mezquita Hamza. Lo empujamos en un Renault 18, le vendamos los ojos y le entregamos a un grupo de agentes de la DGST (policía política) que vino a buscarlo".

Después de su misión en Oujda, el espía volvió a Rabat para otros trabajos. La primera le llevó a infiltrarse en el grupo salafista de Hassan Kettani, un joven jeque que luego fue condenado a 20 años de cárcel tras los atentados de Casablanca (2003). Hicham informó a sus jefes de que una milicia islamista se entrenaba en un campamento del extenso Bosque de la Mamora, junto a Rabat.Su segundo trabajo consistió en afiliarse a otro grupo salafista, el de Abdeluahed Rafiki, alias Abu Hafs, que la justicia condenó a 30 años en el mismo juicio que Kettani.

La vida de espía de Hicham Bouchti hubiera seguido por estos senderos si sus jefes no le hubieran acusado de falsificación de documentos administrativos y mandado al tribunal militar que lo condenó a dos años de cárcel.

El ex agente lo explica así: "Me quisieron acallar porque mi posición en el Estado Mayor me había permitido descubrir que mis jefes se repartían beneficios económicos resultantes de operaciones mercantiles ficticias, apropiaciones indebidas, falseamiento de datos y tráfico de droga".

Tras su liberación, Hicham fue desterrado a Oujda y, después de escribir montañas de cartas de protesta al rey, optó por el exilio. Una noche llegó a Melilla y de allí salto a un centro de acogida para refugiados de Alcobendas (Madrid) donde espera la respuesta de las autoridades españolas para su petición de asilo político.

Un complot contra Mohamed VI o el asesinato de un periodista

Un agente secreto marroquí denuncia en Rabat una supuesta trama contra el rey alauí y, en Madrid, un plan para matar a Alí Lmrabet

ALI LMRABET. Corresponsal


RABAT.- La Fiscalía de Marruecos ha ordenado abrir una investigación «profunda y exhaustiva» para aclarar las declaraciones que el viernes hizo un ex espía de los servicios secretos marroquíes, Hicham Bouchti, al diario Al Ahdath Al Maghribia y al semanario Maroc Hebdo International. Bouchti contó que durante el tiempo que residió en Madrid fue captado por el Centro Nacional de Inteligencia (CNI), que le obligó a organizar un complot contra Marruecos y contra su rey, Mohamed VI.

Bouchti señaló al periodista Alí Lmrabet como el colaborador de los servicios secretos españoles que lo convenció para que trabajara para el CNI. El ex militar marroquí fue aún más lejos y aseguró que el director de EL MUNDO, Pedro J. Ramírez, estaba al tanto de toda la operación y apoyaba el complot.
(.../...)

Se da la circunstancia de que la denuncia de Bouchti se produjo en vísperas de la visita que Don Juan Carlos realizó el lunes a Marruecos, donde mantuvo un almuerzo privado con Mohamed VI para hablar, entre otros temas, del Sáhara Occidental, el Líbano y la inmigración.

El fiscal de Casablanca, en representación de Mohamed VI, ha pedido que «cualquier persona implicada en ese asunto sea presentada ante la Justicia». Esto significa que los agentes secretos españoles, Lmrabet y otros miembros de la redacción de EL MUNDO que presuntamente hubieran participado en la supuesta trama tendrían que declarar ante las autoridades marroquíes.

Este periódico ha podido comprobar que tanto al director del CNI, Alberto Sáiz, como a otros altos dirigentes de los servicios secretos españoles no se les ha notificado la apertura de investigaciones contra ellos por parte de la Fiscalía marroquí.

Bouchti fue funcionario del Estado Mayor del cuerpo de las Fuerzas Auxiliares hasta que fue condenado y encarcelado durante dos años por «revelar secretos militares». Según fuentes militares, fue «recuperado» por la Dirección General de Estudios y Documentación (DGED), los servicios secretos del exterior, hace unos meses en Madrid, donde residía en condición de refugiado político.

En las dos largas entrevistas concedidas a dos publicaciones afines al régimen de Rabat, el arabófono Al Ahdat Al Magribia, próximo a los servicios de seguridad, y la francófona Maroc Hebdo International, Bouchti acusó al CNI de haber organizado, con la complicidad de varios «agentes» -entre los cuales figura este corresponsal-, una ambiciosa operación de captación de oficiales marroquíes para atraerlos hacia España, ofrecerles asilo político e importantes sumas de dinero a cambio de declaraciones «dañinas para la imagen de Marruecos».

Pero lo más grave es que, según Bouchti, el CNI también habría organizado en marzo un encuentro de oficiales libres en el hotel Novotel de Madrid. El supuesto Movimiento de los Oficiales Libres, al igual que su predecesor egipcio de los años 50, es una nebulosa que tendría como misión desbancar a la monarquía alauí.

Bouchti habló con la prensa en un gran hotel de Rabat, donde se hospedaba. Aparentemente se trasladó desde su Oujda natal, a 500 kilómetros de distancia, para conceder la exclusiva. En las fotografías se le ve con un traje nuevo, moviéndose nerviosamente por la habitación.

Según los que conocen los entresijos de los servicios secretos marroquíes, la historia del complot no se sostiene y se trataría más bien de una operación de distracción.

Si, efectivamente, Bouchti hizo labores de vigilancia para el CNI sobre islamistas en las mezquitas madrileñas, tal como reconoce él mismo en unas notas manuscritas que posee EL MUNDO, parece inverosímil que el servicio secreto español se haya lanzado a una loca aventura de desestabilización de un país amigo y estratégico para España.

En Rabat todo el mundo cree que no es sólo Bouchti quien habla en las entrevistas y que las flagrantes incongruencias que hay en sus declaraciones quieren desacreditarlo más que ensalzarlo como un patriota.

Bouchti contó que recibía «entre 600 y 1.000 euros cada tres días» y que las ONG que apoyan al pueblo saharaui manejan «decenas de millones de euros» para su propaganda en España. Nadie, ni el más patriota de los nacionalistas marroquíes, lo cree verosímil. Sobre todo cuando jura que una parte de ese dinero se lo daba la exiliada política Aïcha Ramdan (esposa del líder independentista saharaui Alí Salem Tamek), que vive en un centro de acogida. También dijo que viajó a París con un billete de avión que le regalaron, cuando EL MUNDO posee pruebas de que se trasladó en autocar.

Comprobar estos datos desbarataría el falso plan montado por Bouchti, y eso es seguramente lo que busca sus actuales protectores.

Desacreditarle

¿Con qué fin? ¿Quizá para más adelante desacreditar las graves declaraciones que Bouchti hizo voluntariamente en una comisaría madrileña sobre una oscura trama de los servicios secretos marroquíes y franceses para eliminar a Alí Lmrabet?

El 14 de junio, Bouchti contó a la Brigada Provincial de Información de Madrid, dependiente de la Dirección General de la Policía, un supuesto plan urdido por los servicios secretos marroquíes en España. Esta trama está siendo investigada policial y judicialmente.

Dos semanas después, Bouchti desapareció de Madrid hasta que apareció el viernes en la prensa.

En Marruecos nadie duda de que el caso Bouchti interesa al más alto nivel del Estado marroquí. El precipitado retorno del ex espía a Marruecos no es gratuito ni fortuito. Sobre todo desde que se conociera que el mismísimo Mohamed VI le concedió una «gracia real» apenas unos días después de pedirla y después de conseguir «un informe favorable» de los servicios de seguridad marroquíes. Según indicó a Maroc Hebdo International, acaba de ser reintegrado en su cuerpo de seguridad de origen por «decisión real».

Nadie en Marruecos goza de tanto favoritismo, sobre todo alguien a quien la prensa se empeña en presentar como un «pequeño empleado» sin importancia.